8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

La conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora nace de una historia sangrienta en el año 1911, en donde el abuso, la explotación y la impunidad causó la muerte de 146 mujeres dentro de una fábrica textil en Nueva York, algunas quemadas y otras muertas porque se arrojaron ante el temor de las llamas. Estas mujeres valientes se plantaron para decir ¡¡BASTA!! de abusos y explotación laboral y como respuesta, el empresario las encerró en la fábrica prendiendo fuego a las instalaciones. Este día conmemora a las revolucionarias pioneras, las indignadas, las migrantes y las que pedían mayor equidad en la vida familiar y laboral. Desde CGT MANIFESTAMOS NUESTRA ABSOLUTA RESISTENCIA a este sistema patriarcal y hacemos un llamamiento a toda la población, a rechazar el aberrante machismo que no cesa en su empeño de mermar la capacidad de las mujeres. Desde el movimiento libertario hemos aprendido que las transformaciones sociales que queremos, no vendrán de la mano del mundo político, sino de la conciencia y movilización social. Lo poco que se está avanzando, está siendo fruto exclusivamente de la lucha sindical y social alternativa que tenemos abierta contra este patriarcado que, a través del machismo, perpetúa la desigualdad en todos los desórdenes de la vida. Los medios de comunicación, a través de su publicidad, programación y manipulación de la realidad, intentan que aceptemos sin resistencia su código patriarcal, imponiéndonos estereotipos irreales en un intento de menospreciar las capacidades de la mujer, siendo identificadas por su cuerpo, sus relaciones y su belleza, destacando a aquellas que posean estas cualidades. Esta situación se produce debido a la enorme influencia que los medios han ido adquiriendo en las últimas décadas, convirtiéndose incluso, en la principal fuente de conocimiento para muchas personas. La realidad, es que las mujeres continúan asumiendo una doble jornada laboral, teniendo limitada la posibilidad de acceder a puestos de trabajo mejor remunerados, sufriendo mayor precariedad laboral, siendo víctimas del terrorismo machista y además continúan realizando los trabajos necesarios para el mantenimiento de la vida.