SI NO TRABAJAN POR TI QUE NO DECIDAN POR TI

El 2025 ha comenzado calentito a nivel global, con la geopolítica marcando el ritmo de las grandes multinacionales, como Michelin. Los calendarios de 2025 han comenzado con desactivaciones en todas las actividades de la fábrica de Valladolid, dinámica que se prevé vaya a más y se extienda al resto de fábricas de MEPSA durante los próximos meses, ante un nuevo contexto de crisis en Europa. Un escenario que -como siempre- será aprovechado para amedrentarte y exprimirte aún más a través de “la política del miedo” y del “sálvese quien pueda”. Al mismo tiempo continuarán con sus terapias grupales, sus charlas motivacionales y un exacerbado paternalismo de ficción, para intentar anular tu capacidad crítica y volverte sumis@ y obediente. Tus lesiones y dolencias derivadas de tu trabajo diario seguirán sin ser reconocidas como tal, no ofreciéndote un cambio a un puesto más liviano, con lo cual tu salud empeorará y no te quedará otra que recurrir a la seguridad social y pelear por un cambio de contingencias, para tratar de evitar quedar abandonad@ a tu suerte. Por todo ello es imprescindible, más que nunca, que te unas a tus compañeros a través del sindicato, como única herramienta para defender tus derechos y en este caso tu SALUD. La clase trabajadora vendemos nuestra fuerza de trabajo por un salario para cubrir nuestras necesidades básicas, pagar impuestos y deudas e incluso permitirnos muy ocasionalmente efímeros y volátiles caprichos materiales, desviando nuestra energía y nuestro tiempo de la reflexión, el razonamiento y el compañerismo. Quienes valoran el trabajo, no como un medio de subsistencia, sino como una entrega de sí mism@s en beneficio de la empresa, en realidad están sujet@s a una cadena virtual que los esclaviza psicológicamente las 24 horas, no teniendo control de sus vidas más allá de lo larga que tengan la correa que les amarra. Debemos recuperar la conciencia de clase, romper esas normas mentalmente impuestas y combatir desde la palabra y la acción el discurso del miedo y la cultura de la sumisión, siendo conscientes de que, si nadie trabaja por ti, nadie puede imponerte ningún principio de autoridad, todo sea para proteger nuestro bienestar físico y mental.